miércoles, 14 de octubre de 2015

“EL SABLE CORVO DEL GENERAL SAN MARTÌN”. Colaboración del Señor Coronel (R) del Ejército Argentino Don JORGE JOSÈ TABARES (Prom 103 Ca Com CMN).




El Teniente Coronel Don José de San Martín, retirado del Ejército Real Español, deja Cádiz en 1811 con rumbo a Londres.

Allí se aloja en el hotel Sabloniere en Leicester Square y luego en casa de Francisco Miranda en Grafton Street donde se reunían los americanos

Según investigaciones dignas de crédito, es dentro del área de estas localidades, donde adquiere su famoso sable corvo en condición de “usado”, de manos de alguno de estos siete fabricantes de sables residentes en la zona:

a.            Samuel Brunn
b.            Thomas Gray
c.            Richard Johnson
d.            John Prosser
e.            George Reddel
f.             J. Sydenhay
g.            R. Feed

Decimos “fabricantes” ya que en ese entonces se trataba de simples ensambladores de partes adquiridas a  otros proveedores. El proceso involucraba a  forjadores, alquimistas,  ebanistas, galoneadores y comerciantes.  Se desconoce el precio pagado.

 D José de San Martín se embarca en la “George Canning” junto a su corvo y otros camaradas, arribando al Buenos Aires luego de cincuenta y dos días de navegación.

 Detalles del sable:


En la época de su adquisición, esta clase de sables (largo de coraceros franceses), eran de la preferencia y paradigma de los Generales del Imperio francés como Massena, Lannes y Murat, descubiertos durante la Campaña a Egipto de 1798/1801. El mismo Napoleón trajo uno para su uso personal.

La denominación apropiada del corvo de San Martín es la de sable tipo “Shamshir persa”. La traducción más acorde es “curvado como las uñas del tigre”.  Forjado como acero de Damasco  (“wootz”), procedente del sur de las Indias y acero alemán.

Su procesamiento,  sintética pero  cronológicamente, era el siguiente:

El “wootz” (acero: alma del sable), era transportado y entregado al espadero en cilindros amorfos de colores claros y suaves al tacto.

El artesano fabricaba la hoja en láminas en horno abierto y tras muchas horas de yunque y martillo.
Luego venía el templado y “ataque” con ácidos diluidos y soluciones salinas y el afilado de la espada, tarea artesanal ardua y minuciosa.

Aparecía así el acero de Damasco con los toques sutiles de cara forjador o armero y los detalles particulares  encargados  por cada adquirente. EL corvo también tiene en su hoja láminas de acero de Solingen.

Posteriormente era el carpintero o ebanista, quien fabricaba las cachas en materiales diversos como el ébano, astas de búfalo, marfil, roble, cuerno de rinoceronte, etc. La de nuestro Héroe Nacional es de ébano.

Paralelamente o a posteriori, el pasamanero o galoneador elaboraba con delgados cordeles y trencillas de oro, plata y algodón, la dragona y si cupiere, los tiros del sable para ajustar al cinturón.
Era el fabricante o ensamblador, que reunía todas las partes antes citadas y “armaba o ensamblaba” el sable definitivo, al igual que hoy en el mundo globalizado se ensambla un automóvil.

Periplo del sable corvo:


En 1824 al iniciar su exilio en Europa, el Grl  San Martín deja su famoso sable corvo en Mendoza bajo la custodia de una familia amiga y muy allegada.

En 1834 escribe  a su yerno Mariano Balcarce y  a Merceditas, para que le traigan el sable “que me ha servido en mis campañas de América… y que servirá para algún nietecito, si es que lo tengo”.

En 1850 Terrero envía el sable por disposición testamentaria del Libertador, al General de la     República  Argentina don Juan Manuel de Rosas.

Rosas  lo entrega a su amigo Juan Nepomuceno Terrero en carácter de obsequio y a su muerte lo hereda su esposa Juanita Ràbago de Terrero.

En 1877 es heredado por su hijo Máximo esposo de Manuelita Rosas.

En 1896 el Director del Museo histórico de la Capital, don Adolfo P Carranza solicita por nota a Terrero y a Manuela la donación del sable corvo.

Accedido que fuera, la caja conteniendo el sable es embarcada en  Southtanpton a bordo del “Danube” de la Royal Mail y transbordado a la corbeta “La Argentina” en el puerto de Buenos Aires  previo al desembarco.

El 03 de Marzo de 1897 don Juan Manuel Ortiz de Rozas entrega al Presidente José Evaristo Uriburu el sable sanmartiniano; éste a su vez lo entrega al Teniente General  Donato  Alvarez  para su depósito y custodia en el Museo Histórico Nacional.


El sable corvo del Grl San Martín en nuestros días

 y otros sables en las FFAA y FFSS


Por decreto del 02 de Junio de 1946 los Generales del Ejército Argentino, utilizan el sable corvo como distintivo de mando y de haber alcanzado la máxima jerarquía.

En formación militar de ese año, lo recibieron por primera vez el Presidente saliente Edelmiro J Farrell, el Presidente electo Br Juan D Perón y otros Generales promovidos.

A finales de 1980 se eligió el modelo conocido como “7/8” más estilizado, menos curvo y más liviano que el original; actualmente se entrega un facsímil  que conserva sus líneas en proporción  de escala “1:1” con el original.

Los Brigadieres de la FAA y Comandantes Generales de la GNA, portan la réplica del sable francés del Manuel Belgrano desde el año 1979.

Se trata de un sable “de recompensa” y no de combate. Le fue otorgado por la Asamblea de 1813 como testimonio por la victoria obtenida en la batalla de Salta. 

Estos sables de lujo eran encargados  especialmente a famosos espaderos y obsequiados como muestra de gratitud a alguna personalidad militar (Belgrano).

Existieron tres fabricantes de este sable: la empresa toledana Bermejo de España, el Arsenal Naval Zárate y la empresa Jorfra.

Los Almirantes de la ARA ostentan desde 1986, el facsímil del Almte Guillermo Brown nuestro héroe histórico naval por excelencia.

Este sable naval corvo inglés de empuñadura de marfil, fue fabricado en 1811 por John Salter y usado por el marino escocés Robert  Ramsay (Cte Royal  Navy), quien lo obsequió al Almte Guillermo Brown como muestra de aprecio y respeto.

Su hoja tiene la inscripción: “Salter sword cutler to his Royal Higness the Duke of Sussex/35 Strand

UN SENCILLO TRABAJO DE INVESTIGACIÒN HISTÒRICA PARA MOTIVAR A OTROS MÀS COMPLETOS

Recopilador

Coronel  (R) Don JORGE JOSÈ TABARES*
                      
*Compañero de Promoción 103 CMN (1968/69) del Cte Pr (R) D Carlos Gustavo Lavado Roqué

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